jueves, 13 de febrero de 2014

La vida al interior de una mina


Panorámica de la mina Pribbenow. Al año Drummond extrae unos 24 millones de toneladas de carbón. 
Por un recorrido de media hora, desde La Jagua de Ibirico hasta la entrada de la mina Pribbenow de Drummond, un taxista nos pidió $70.000 y nos cobró finalmente $60.000. Todo lo que tenga alguna relación con minería en el Cesar, cuesta más. En el barrio El Bosque de La Jagua, arrinconado, olvidado, reconocido como una "invasión", el arriendo de una casa puede valer hasta $400.000. No hay acueducto ni alcantarillado pero sí minas de carbón, entonces, bajo la ley de estas tierras, hay derecho a cobrar lo que sea.

En Pribbenow nos recibió Fernando Calderón, supervisor. Nos hizo pasar. Nos invitó a conocer las babillas que viven en aquel lago, el de la derecha después de cruzar la entrada. Se fue acercando al lugar haciendo el sonido con el que se llama a los perros. Segundos después los animales ya estaban en tierra. "Nena, ven acá", le decía Calderón a la más pequeña.



Desde qué empezamos a planear este viaje dijimos que era indispensable entrar a una mina y conocer cómo es la vida allá adentro. Y allá estuvimos. En la más grande explotación minera de una de las más grandes carboneras del país. Unas dos horas después de haber cruzado la entrada y haber visto a Fernando alimentar a las babillas, estábamos parados frente a un hueco gris de 365 metros de profundidad y una área de 800 hectáreas. Las máquinas, igual de gigantescas, se movían a un ritmo robótico. Y ante esa inmensidad de carbón, polvillo y material inerte, uno se queda sin aliento. Es imposible no pensar en cómo lucía la montaña antes, cuando estaba recubierta de verde y era atravesada por un río que tuvo que ser desviado, y que la Drummond aclara que no era un río sino un caño.


Jorge Hinojosa, superintendente de minas de Pribbenow.
Cuando le pregunto a Amilcar Valencia, director del Departamento Ambiental, por ese río, me responde que "no todas las desviaciones son malas". Que dependen del contexto, del tratamiento que se les dé; que la de este caño (caño Paujil), permitió la creación de un embalse que es hoy "una de las reservas ecológicas más importantes del Cesar". Luego descendemos. Se ven las máquinas enormes removiendo el material estéril para llegar al mineral negro que vale oro, máquinas con llantas de hasta 4 metros de diámetro que cuestan, cada una, unos 32.000 dólares y tienen un promedio de vida útil de un año.



Jorge Inojosa, superintendente de Operaciones, dice que por cada 800 mil metros cúbicos de roca estéril que remueven, extraen 85 mil toneladas de carbón. El cálculo que han hecho investigadores para la Contraloría, señalan que si ciudades como Bogotá, Buenos Aires o Río de Janeiro generan unas dos millones de toneladas de residuos al año, un proyecto de minería de carbón a gran escala puede producir en el mismo tiempo hasta 12 veces más desechos.



Máquina que selecciona el carbón dependiendo de su calidad.





La nube de polvo negro es evidente, inevitable, están removiendo las entrañas de la tierra, pero dice Amilcar Valencia que tienen la más alta tecnología para controlar la contaminación del aire, y señala a la distancia unos camiones iguales de inmensos a los anteriores, que van regando agua por las vías "para mantener el control de la polución": 30 tranqueros con capacidad de 22 mil galones de agua cada uno, "la flota más grande del país". Para ese momento la camiseta blanca del fotógrafo de esta ruta, Luis Ángel, ya había adquirido un tono grisáceo. Estábamos en el corazón de la mina.



Las enormes llantas de la maquinaria de minas alcanzan diámetros de hasta 3,4 metros.


Esa misma tarde los empleados de Drummond iban a aglomerarse en Santa Marta, en un plantón en defensa de la compañía: "Porque hay una gran diferencia entre lo que se dice de nosotros y lo que realmente somos", rezaba la tarjeta de la convocatoria. La fidelidad de estos empleados, contrasta con la furia de otros tantos que denuncian reiteradamente "atropellos" contra su dignidad y su bienestar por parte de la mina.

Cuando les pregunto por éstos últimos, los directivos que nos acompañan dicen que son una minoría. Que las condiciones laborales de los empleados de Drummond "son quizá las mejores del sector" y mencionan varios argumentos: dicen que de los 4.986 empleados directos de la empresa 64% son nacidos en Cesar y Magdalena, "una muestra de que la compañía apoya primero el progreso de los locales"; aseguran que los operadores de la mina que tienen los salarios más bajos son los "herramenteros" que reciben unos $4 millones al mes, y que los que mejor ganan son los operadores de pala o mecánicos expertos con sueldos base de hasta $8 millones.

Y si quería una muestra más de que esos inconformes no son la gran masa de trabajadores de Drummond –me decían– bastaba con ver la movilización de esta tarde.



Lockers de los empleados de Drummond. Cerca de 3.400 trabajadores directos hay en la operación de Pribbenow.

Hacia las 3:00 p.m. abandonamos la mina. Y de regreso a La Jagua de Ibirico, recorremos la misma carretera que nos llevará a nuestras siguientes paradas en esta ruta: Hatillo, Boquerón y Plan Bonito, las poblaciones que en palabras del secretario de Minas de Valledupar, han vivido de espaldas al progreso, a pesar de vivir en tierras carboneras. Ya el Gobierno dijo que el aire de estas zonas es invivible, y les exigió a las empresas mineras la reubicación de estos pueblos. Sólo la comunidad de Plan Bonito está cerca de que se cumpla el mandato. ¿Y las otras? En una próxima entrada a este blog, vamos a mostrarles cómo sobreviven.











2 comentarios:

  1. Gracias por acercarnos a conocer un poco mas sobre nuestra realidad respecto a la minería, muy buen trabajo!

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  2. El Ser Humano o mejor conocido como rata de dos patas y erguida es el perfecto destructor del mundo.

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