Día 1: La visita oficial de #EnLaRutaDelCarbón a Valledupar

Sentado en la sala de su casa en el norte de Bogotá, con un tono tímido que luego se fue convirtiendo en un discurso apasionante, el economista Guillermo Rudas nos decía a Luis Ángel (el fotógrafo de esta travesía), a Pablo (un colega) y a mí (la reportera de esta historia), que acababa de concluir una investigación que lo había dejado sorprendido.

Los pueblos en los que se explota carbón viven peor que los cocaleros, nos dijo, y luego intentó explicarnos las fórmulas y estadísticas que él y su colega utilizaron para llegar a esa conclusión. La conclusión de que los municipios carboneros son los más mal educados y mal atendidos por el sistema de salud, los más pobres, los que tienen los recursos naturales más maltratados. Peores que los que explotan oro y níquel, que los petroleros, que los cocaleros que siempre habían ganado el reinado de los más miserables.

Claro, advertía Rudas, había que reconocerles que también habían sido grandes generadores de riqueza. Y eso lo agradece el Gobierno, la economía y las exportaciones, y quienes se han beneficiado con la generación de empleo, las regalías y los programas de responsabilidad social.

Y aquí estamos Luis Ángel y yo. Empezando un recorrido por esos pueblos que cargan con la fortuna o la desgracia, de tener bajo su tierra un mineral por el que Estados Unidos y Europa pagan fortunas inimaginables. Aquí estamos para hablar con el sindicalista, los secretarios de salud y de minas, el obrero, el empresario, los maestros, los médicos, los mineros, las esposas de los mineros...

Aquí estamos para adentrarnos en las más grandes minas a cielo abierto del país y quizá del continente, para tratar de entender cómo es la vida de la mina por dentro, para tratar de respondernos qué han ganado el país y estos pueblos y sus comunidades por cuenta del carbón. Y también qué han perdido y con qué futuro sueñan.

La primera parada es Valledupar (Cesar), donde están las autoridades, las cifras oficiales, los funcionarios que darán la cara por lo bueno, y por lo malo. Ya mañana tomaremos carretera por esta ruta del carbón que empieza en La Jagua de Ibirico, el municipio que más dinero ha recibido por la explotación de carbón en sus tierras. Luego vendrán los caseríos Hatillo, Plan Bonito y Boquerón, cuyos pobladores continúan viviendo una vida en una tierra y unas casas que ya no son suyas, porque las empresas carboneras del sector tienen la obligación de reubicarlos. Y días después la ruta continuará hacia La Guajira.

Aquí vamos a estar Luis Ángel y yo, por lo menos ocho días. Están invitados a seguir la ruta del carbón con nosotros.